Por: Colectivo Democracia y
Libertad
Julio de 2017
La dictadura fascista del “socialismo
del siglo XXI” que ha gobernado durante 18 años a Venezuela, ha sumido a la
hermana nación en la más grave crisis financiera, política, alimentaria y
humanitaria de la historia de América Latina[1].
Lamentablemente, la estructura de
poder instaurada por el fascismo en la República Bolivariana de Venezuela hace
que la salida a la crisis sea una meta muy difícil de alcanzar para el pueblo
venezolano, sobre todo si tenemos claro que la única salida posible de la
crisis es la caída del gobierno fascista y la destrucción de las estructuras
políticas, militares e institucionales fascistas montadas durante las dos
últimas décadas.
Al respecto, cabe analizar las
fuerzas y posibilidades con las que cuenta el movimiento antifascista liderado
por la Mesa de la Unidad Nacional MUD y las del fascismo liderada por el Partido
Socialista Unido de Venezuela PSUV. Por un lado, el MUD cuentan con la mayoría
del órgano legislativo (Asamblea Nacional) y con el apoyo de la mayoría del
pueblo Venezolano que ha demostrado su valentía y decisión en los más de
noventa días de protestas y movilización que llevan adelante en oposición a las
pretensiones de una maniatada Asamblea Constituyente de Nicolás Maduro para
consolidarse en el poder; además con el respaldo de uno que otro detractor del
fascismo como la Fiscal General de la Nación Luisa Ortega Díaz[2].
Por el otro lado, si bien el PSUV y Maduro no cuentan con el respaldo popular ni
con la función legislativa, cuenta con una función judicial y fuerzas armadas
incondicionales al régimen, pero además, con las fuerzas paramilitares armadas conformadas
por alrededor de 500.000 miembros que están divididas varios grupos como la
Milicia Bolivariana, los Colectivos Chavistas, entre otros[3].
Por lo expuesto, el panorama del
movimiento antifascista venezolano es más sombrío de lo que a simple vista
podría pensarse, ya que hablamos de población civil desarmada enfrentándose a
las Fuerzas Armadas del Estado y a grupos paramilitares armados que defienden a
ultranza la permanencia en el poder de Nicolás Maduro y la vigencia de la
institucionalidad fascista. En consecuencia, el advenimiento de una Guerra
Civil en Venezuela es inexorable, y siendo más minucioso aún, podríamos decir
que la Guerra Civil en Venezuela ya comenzó, dado que ya existen más de 107
fallecidos en las protestas contra el régimen fascista de Maduro[4].
Entre las pocas salidas válidas
para evitar el encrudecimiento de esta Guerra Civil en Venezuela están: 1) La destitución de Nicolás Maduro por parte
del Tribunal Supremo de Justicia por crímenes de lesahumanidad, lo cual
es muy improbable pues los miembros de dicho Tribunal son fascistas a
rajatabla; 2) Un Golpe de Estado liderado por levantamiento cívico militar
con apoyo del movimiento popular antifascista, o 3) El asesinato del dictador Nicolás Maduro, que abriría las
puertas a elecciones anticipadas según la Constitución Bolivariana de Venezuela
que en su artículo 233 expresa:
“Artículo 233. Serán faltas
absolutas del Presidente o Presidenta de la República: su muerte, su renuncia, o
su destitución decretada por sentencia del Tribunal Supremo de Justicia,
su incapacidad física o mental permanente certificada por una junta médica
designada por el Tribunal Supremo de Justicia y con aprobación de la Asamblea
Nacional, el abandono del cargo, declarado como tal por la Asamblea Nacional,
así como la revocación popular de su mandato.
Cuando se produzca
la falta absoluta del Presidente electo o Presidenta electa antes de tomar
posesión, se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro
de los treinta días consecutivos siguientes. Mientras se elige y toma posesión
el nuevo Presidente o la nueva Presidenta, se encargará de la Presidencia de la
República el Presidente o Presidenta de la Asamblea Nacional.
Si la falta
absoluta del Presidente o Presidenta de la República se produce durante los
primeros cuatro años del período constitucional, se procederá a una nueva
elección universal, directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos
siguientes. Mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente o la nueva
Presidenta, se encargará de la Presidencia de la República el Vicepresidente
Ejecutivo o la Vicepresidenta Ejecutiva.”
Ante el panorama de una
incipiente Guerra Civil, y con las puertas cerradas definitivamente a la única
salida pacífica e institucional viable que quedaba (referéndum revocatorio del
mandato de Maduro), el movimiento antifascista venezolano tan solo tiene dos
alternativas, seguir luchando pacíficamente sin esperanzas de conseguir ningún
objetivo a corto o largo plazo; u, organizar la resistencia civil armada con la
leve esperanza de recibir respaldo militar de parte de la ONU en un mediano
plazo.
A todos los partidos y movimientos que conforman el Movimiento
Antifascista Venezolano no les queda más que proceder a organizar al pueblo en
armas para resistir, combatir y derrocar definitivamente al fascismo con o sin
ayuda de EEUU o la ONU, tomando en cuenta que a los venezolanos solo les quedan
tres opciones: 1) huir a otro país, 2) morir del hambre y la miseria o 3) empuñar las
armas y luchar por su libertad.
¡MUERTE AL FASCISMO MODERNO DE
LATINOAMÉRICA (“SOCIALISMO” DEL SIGLO XXI)!
¡ABAJO LA DICTADURA FASCISTA DE
MADURO!