Por: Colectivo Democracia y Libertad
Enero
de 2017
Es evidente el daño que ha
ocasionado el dominio irresponsable de grupos económicos al servicio de
intereses corporativos transnacionales representado en partidos políticos de
“izquierda” y derecha en el Ecuador y América Latina. Por ello, los sectores democráticos de la sociedad requieren
la construcción de partidos y movimientos políticos cuyo ideario, estructura,
línea política y accionar le permita hacer efectivas sus luchas reivindicativas
en aspectos fundamentales de sus vidas, tales como la protección del ambiente,
el agua, alimentación, defensa soberana de los recursos naturales, salarios
dignos, libertad de expresión, democratización y acceso a las frecuencias del
espectro radio eléctrico y nuevas tecnologías de la información, educación
gratuita y de calidad, libre ingreso de los jóvenes a las universidades, acceso a la propiedad de la tierra agrícola por parte de los campesinos; acceso a la vivienda propia por parte de los sectores más pobres de la sociedad; soberanía energética sin hipotecar el país a corporaciones o potencias extranjeras, crédito, financiamiento y
subsidios de actividades productivas de pequeñas y medianas empresas; reducción
de la carga impositiva tributaria, aranceles de maquinaria e insumos para la
producción agrícola e industrial; fomento de actividades productivas;
desarrollo de industria liviana y pesada con énfasis en la agroindustria;
desarrollo de la investigación y la tecnología aplicada a la producción;
inversión en infraestructura vial, de regadío y servicios básicos en los
sectores agropecuarios; servicios de salud de calidad, un sistema de seguridad
social que no utilizado como caja chica por los gobiernos de turno, etc.
Esto solo es posible
mediante la organización de partidos y movimientos políticos que se articulen
en torno a un programa de lucha y gobierno democrático amplio, que aglutine a
amplios sectores de la sociedad, no únicamente en torno a coyunturas políticas
electorales, sino con una visión de reclutar, formar a su militancia, cuadros
y líderes políticos propendiendo a la ocupación de diferentes espacios de
representación popular formales e informales (Función ejecutiva, Gobiernos
seccionales, Órganos legislativos, Función Judicial, Comisiones y veeduría
ciudadanas, representaciones barriales, campesinas, de pueblos y nacionalidades
indígenas, gremios profesionales, magisteriales, estudiantiles, etc)
Es vital para la germinación
de este nuevo proceso político, más allá de una etiqueta de “izquierda o
derecha”, que busque embanderar la lucha por los intereses de los obreros,
campesinos, empresarios grandes, medianos y pequeños con una visión nacionalista, artesanos, profesionales
independientes que se ven afectados por el apetito voraz de las corporaciones
multinacionales que pretenden saquear los recursos naturales, explotar la mano
de obra y lucrar de los mercados locales dejando a cambio solo pobreza y
destrucción ambiental.
Debemos diferenciar la
inversión extranjera benéfica que se ha presentado por medio de industrias y
empresas que han fomentado el empleo y desarrollo en la región en sectores como el automotriz, textil y
alimentario principalmente; de la inversión mal intencionada que se ha
presentado por un grupo de empresas mineras, petroleras, de construcción de infraestructura
y concesionarias de puertos y aeropuertos principalmente, cuya intención es lucrar
de las riquezas naturales de los pueblos violentando su soberanía, lo cual ha
sido factible por las políticas entreguistas de gobiernos títeres de dichas
corporaciones llámense de “izquierda o derecha”. Empresas tales como la
OCCIDENTAL PETROLEUM, CHEVRON, PETROCHINA, ECSA, ODEBRETCH, etc. que han
manipulado a su antojo a los gobiernos de turno.
Es de gran magnitud el daño
que ha ocasionado en América Latina el dogmatismo de gobernantes tales como
Castro, Ortega Chávez, Maduro, Correa; que han estigmatizado a Estados Unidos
de Norteamérica en su miope visión “Antimperialista” que no les ha permitido
ver que en la enunciada superpotencia mundial, así como en todos los países del
mundo, hay grupos económicos y políticos amigables con los intereses Latinoamericanos
así como enemigos peligrosos de los mismos, y por lo tanto, al ser EEUU el
mayor socio comercial de nuestros países es importante el fortalecimiento de
los lasos comerciales siempre buscando los términos más equitativos y
convenientes para nuestros intereses. Por el contrario, en especial Cuba es un
ejemplo claro de la lucha contra enemigos imaginarios que le hicieron a “Don
Fidel Quijote Castro” llevar a su nación a una lucha desgastante contra falsos
gigantes, tirando por la ventana más de cincuenta años de la historia de su
nación y ganándose un enemigo de dimensiones titánicas a solo millas de sus
costas.
Lo propio sucede con grupos
que se reivindican de derecha y estigmatizan a naciones como Rusia y China por
el solo hecho de haber embanderado durante el siglo pasado el Comunismo, es
necesario entender que en condiciones soberanas y convenientes a nuestras
naciones, no importa con quien hagamos el negocio, siempre y cuando nos pague el
precio justo. Claro con esto no se puede justificar el entreguismo de los
“Socialistas del Siglo XXI” en los pésimos negocios realizados con las
enunciada naciones que implican deudas a intereses descomunales que tendrán que
pagar nuestros pueblos.
Los países sudamericanos no
podemos ni debemos pasar a ser fichas del ajedrez geopolítico de las grandes
superpotencias mundiales como es el caso de Siria, nación que se desgasta en
una sangrienta guerra que no le correspondía combatir a su pueblo y a la que se
vieron obligados por las malas decisiones de sus gobernantes, lastimosamente si en Venezuela no se encuentra una salida democrática a la crisis política existente pronto,.hay un grave peligro de que se vaya por el mismo camino.
La situación
actual en países como Ecuador, Venezuela, Bolivia y Nicaragua nos enfrenta al
enemigo inmediato más peligroso de todos el fascismo, representado en la
coyuntura política actual por el “Socialismo del Siglo XXI”, esto nos obliga a
pugnar y hacer fuerzas en estas naciones por todos los medios a nuestro alcance
por el derrocamiento de estos regímenes y la consiguiente destrucción
definitiva de los movimientos y partidos fascistas, ya que debemos tener claro
que esta corriente política representa lo más reaccionario, recalcitrante y
repugnante de la política en Sudamérica (a pesar de su disfraz “izquierdista” y
de inversión social), por cuanto son movimientos políticos que buscan la instauración
de un Partido Único, restricción total de la libertad de expresión y
organización, persecución y exterminio total de todo tipo de oposición y
perpetuación en el poder al estilo de los Castro en Cuba, mediante la
utilización de un gran aparato propagandístico conformado por medios de
comunicación públicos, medios privados vinculados con sus partidarios, y la
utilización de todo el aparato estatal como una maquinaria de propaganda y
lavado cerebral de la población. Por ello es importante para nuestro proyecto
engrosar las filas de la oposición latinoamericana contra el “Socialismo del
Siglo XXI”, mediante el apoyo electoral coyuntural a los movimientos y líderes
más fuertes de la misma, (No hablamos de partidos por cuanto los mismos solo
existen como membrete electoral, no como organizaciones con ideología y
programa propios). Esto por cuanto el peor escenario para la formación de partidos
y movimientos políticos con esta nueva visión de la política en América Latina
sería enfrentarse a una dictadura de partido único como las que pretenden
instituir los “Socialistas del Siglo XXI”, ya que plantear una propuesta
política diferente a la visión de este tipo de regímenes implicaría enfrentarse
a la clandestinidad, cárcel o el exilio a nuestros cuadros y líderes, o a los
líderes de cualquier partido o movimiento que difiera con la visión del
pensamiento único que pretenden instaurar. Para muestra el caso de Leopoldo López y los demás presos políticos del
chavismo en Venezuela o los miles de exiliados y presos políticos de Cuba, o Clever Jimenez, Fernando Villavicencio y los demás judicializados, exiliados y perseguidos en el Ecuador. La victoria electoral
de los candidatos del “Socialismo del Siglo XXI” en cualquiera de los países de
Latinoamérica es el peor panorama que podría presentarse para quienes creemos
en la democracia y la libertad, lo cual convierte a la lucha contra estos
procesos políticos eminentemente fascistas en la tarea primaria y fundamental
de nuestros líderes, militancia y adeptos. Es necesario entonces comprender el
verdadero peligro que representa el “socialismo del Siglo XXI” en Latinoamérica
y combatirlo desarrollando una feroz batalla en los aspectos político, ideológico,
propagandístico, en los barrios, aulas de clase, campos, organizaciones
gremiales y estudiantiles, redes sociales, etc. No podemos ni siquiera pensar
que nuestros partidos y movimientos puedan germinar y peor desarrollarse en su
plenitud hasta que el fascismo encarnado en el “Socialismo del Siglo XXI” sea
muerto y sepultado definitivamente.
Obviamente, engrosar
las filas de la oposición en Venezuela, Ecuador, Venezuela, Cuba y Nicaragua no
significa entregar servilmente a nuestra organización, militancia y líderes a
los movimientos y partidos políticos de oposición, sino organizarnos y crecer
en torno a la lucha contra el enemigo común sin perder de vista nuestros
propios principios, ya que pronto, con el crecimiento de nuestras organizaciones, los actuales aliados nos verán como sus rivales, e incluso algunos como enemigos, por las divergencias que tienen con nuestro programa y línea política, sobre
todo porque se verán débiles en el aspecto orgánico con relación a nosotros,
pues al ser grupos meramente coyunturales y electorales que carecen de
estructura orgánica, de Programa, Línea Política propia y de bases ideológicas
que sustenten a sus organizaciones, se sentirán desafiados por la solidez de nuestras
organizaciones. Peor aun cuando estos representan los intereses de quienes financien
sus campañas tanto a nivel nacional e internacional, y encontrarán las luchas
reivindicativas nuestras como un obstáculo en su rol de sirvientes de sus amos.
¡POR LA LIBERTAD EN AMÉRICA LATINA!
¡MUERTE AL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI!
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