Hoy mas que nunca es necesario conocer como se está aplicando.
Diego C. Delgado Jara
El uso de grupos violentos, con el auspicio y permisibilidad del Estado y de sus autoridades, para enfrentar manifestaciones, impedir reuniones, amedrentar a la población, o silenciar opositores, no es nuevo. Benito Mussolini las utilizaba en Italia y disponía de dos grupos: los “squadristi” y los “fascios di combatimento”. Adolfo Hitler y el partido nazi disponía de las célebres SS y de las SA.
Cuando se convocaban marchas por parte de trabajadores, o campesinos, o pobladores en general, sobre todo en Quito, durante este gobierno, se anunciaba que iban a salir los partidarios del régimen. Varias veces se advirtió de la cercanía del régimen con las pandillas más reconocidas y de su presencia y uso en contra de manifestaciones opositoras. Algunas personas eran escépticas sobre esta posibilidad advertida. Eso no sucedió con ningún gobierno precedente.
No obstante, hace algunos días, cuando un candidato presidencial iba a una entrevista en El Diario, de Manabí, fue notoria la presencia de elementos organizados y que tenían el objetivo o tarea asignada de impedir, con cualquier método, incluyendo la violencia, que aquella situación se produjera. No había ninguna manifestación opositora. Se trataba de una simple visita electoral. Llamó la atención, en las redes, de testimonios en los que, agredidos, se quejaban del uso de miembros de pandillas residentes en Guayas por parte del régimen.
Estos métodos, de uso de grupos de choque, son propios del fascismo y no puede la ciudadanía callar o permanecer impasible. Resultan inaceptables estas conductas encabezadas por reconocidos dirigentes del oficialismo. No es un detalle menor. La revista “Vistazo” Nro. 1144, del 24 de abril del 2015, en su pág. 13, informaba el reclamo del Centro Simon Wiesenthal, “una organización judía internacional de derechos humanos con más de 400 mil miembros”, que en el Congreso Judío Latinoamericano, con sede en Buenos Aires, exigió una disculpa al Presidente Correa de Ecuador por la expresión “¡Heil Hitler!” escrita por el mandatario en un tuit. ¿Algún otro presidente en el mundo enviaría, incluso como broma, un mensaje semejante?
El 6 de septiembre del 2016, el Defensor Público, Dr. Ernesto Pazmiño, atendiendo denuncias de familiares de presos, reclamó por el uso de sellos con simbología nazi, que incluía la esvástica, y que aplicaban, por ejemplo, a quienes visitaban la cárcel de El Inca, en Quito, y quien responsabilizó al Ministerio de Justicia por estos hechos. Las fotografías con los sellos aplicados, con la esvástica impregnada en la piel, la publicó la prensa del país. ¿Una simple “casualidad”?
Pero hay más. Es notorio el uso de los métodos de propaganda de Joseph Goebbels, ministro de Adolfo Hitler, en la publicidad oficial. La doctrina jurídica que se aplica en el país es de Carl Schmitt, el jurista mayor del nazismo y donde la voluntad del Fürher está sobre leyes e instituciones. La política del amedrentamiento es la de Heinrich Himmler, el jefe de la Gestapo. Lo podemos evidenciar en forma documentada. Nuestra plena solidaridad con El Diario de Manabí.
Diego C. Delgado Jara
El uso de grupos violentos, con el auspicio y permisibilidad del Estado y de sus autoridades, para enfrentar manifestaciones, impedir reuniones, amedrentar a la población, o silenciar opositores, no es nuevo. Benito Mussolini las utilizaba en Italia y disponía de dos grupos: los “squadristi” y los “fascios di combatimento”. Adolfo Hitler y el partido nazi disponía de las célebres SS y de las SA.
Cuando se convocaban marchas por parte de trabajadores, o campesinos, o pobladores en general, sobre todo en Quito, durante este gobierno, se anunciaba que iban a salir los partidarios del régimen. Varias veces se advirtió de la cercanía del régimen con las pandillas más reconocidas y de su presencia y uso en contra de manifestaciones opositoras. Algunas personas eran escépticas sobre esta posibilidad advertida. Eso no sucedió con ningún gobierno precedente.
No obstante, hace algunos días, cuando un candidato presidencial iba a una entrevista en El Diario, de Manabí, fue notoria la presencia de elementos organizados y que tenían el objetivo o tarea asignada de impedir, con cualquier método, incluyendo la violencia, que aquella situación se produjera. No había ninguna manifestación opositora. Se trataba de una simple visita electoral. Llamó la atención, en las redes, de testimonios en los que, agredidos, se quejaban del uso de miembros de pandillas residentes en Guayas por parte del régimen.
Estos métodos, de uso de grupos de choque, son propios del fascismo y no puede la ciudadanía callar o permanecer impasible. Resultan inaceptables estas conductas encabezadas por reconocidos dirigentes del oficialismo. No es un detalle menor. La revista “Vistazo” Nro. 1144, del 24 de abril del 2015, en su pág. 13, informaba el reclamo del Centro Simon Wiesenthal, “una organización judía internacional de derechos humanos con más de 400 mil miembros”, que en el Congreso Judío Latinoamericano, con sede en Buenos Aires, exigió una disculpa al Presidente Correa de Ecuador por la expresión “¡Heil Hitler!” escrita por el mandatario en un tuit. ¿Algún otro presidente en el mundo enviaría, incluso como broma, un mensaje semejante?
El 6 de septiembre del 2016, el Defensor Público, Dr. Ernesto Pazmiño, atendiendo denuncias de familiares de presos, reclamó por el uso de sellos con simbología nazi, que incluía la esvástica, y que aplicaban, por ejemplo, a quienes visitaban la cárcel de El Inca, en Quito, y quien responsabilizó al Ministerio de Justicia por estos hechos. Las fotografías con los sellos aplicados, con la esvástica impregnada en la piel, la publicó la prensa del país. ¿Una simple “casualidad”?
Pero hay más. Es notorio el uso de los métodos de propaganda de Joseph Goebbels, ministro de Adolfo Hitler, en la publicidad oficial. La doctrina jurídica que se aplica en el país es de Carl Schmitt, el jurista mayor del nazismo y donde la voluntad del Fürher está sobre leyes e instituciones. La política del amedrentamiento es la de Heinrich Himmler, el jefe de la Gestapo. Lo podemos evidenciar en forma documentada. Nuestra plena solidaridad con El Diario de Manabí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario